"El Juego de la Vida"

La carta de un juego, como la lotería, es la consumación entre azar y fe, el sorteo de la genética es un despertar del entretenimiento transitorio que es la vida, y la muerte es la continuación de una partida en la que la libertad no se condena, porque la suerte triunfa irrefutablemente sobre la elección.

En homenaje a los seres ausentes que han creado lazos de añoranza con el mundo tangible, en Mesoamérica se destinó una fecha para su celebración y esta obra dispone los símbolos predominantes de una cultura que camina alegre entre la realidad de lo conocido y el asombro de lo que está por conocer, que gana mientras pierde y que festeja el renacer que está implícito al morir, esto lo representan las figuras de mariposas, gusanos, flores de cempasúchil y caracoles que se pliegan alrededor de la imagen de un protagonista que desde su pecho degollado, abraza con su existencia perenne a los visitantes que se disponen a sus pies.

La atracción de los números seis y nueve es un manifiesto al ciclo sin fin del regreso y la ida que eligen al destino como un ente para deambular. Rehilete de colores sostenido en una suerte de carta para apostar, que reducen la verdad del castellano que dicta: las palabras muerte y suerte solo las diferencia la posición de una consonante.

Texto de Karina Vargas para "El Juego de la Vida" de Luis Moor

"El Juego de la Vida".Tinta, acrílicos y hoja de oro sobre capas de madera recortada con rayo láser. 60x90 cm. Luis Moor, noviembre 2015.

Algunas imágenes del proceso.